La calabaza es una hortaliza que pertenece a la familia de las cucurbitáceas, es herbácea y crece de manera trepadora.
La historia de su cultivo se remonta a la antigüedad, a la época de los Egipcios y Hebreos.
Existen datos que sitúan su origen en América, aunque no están del todo claros, otras informaciones la sitúan en Asia Meridional.
En la actualidad se cultiva en todos los países tanto en terrenos cálidos como húmedos.
La variedad de calabazas es amplia y hay variedad de verano y de invierno, aunque uno de sus mejores épocas al menos en
las Islas Canarias es en otoño.
La diferencia entre una variedad y otra está en la corteza, siendo la corteza de la calabaza de verano
más fina y la de invierno más gruesa.
Entre sus propiedades destaca su alto poder antioxidante, proporcionado por el contenido de caroteno
que posee la calabaza, lo que ayuda al organismo a evitar la formación de células cancerígenas.
Además en sus propiedades están presentes las siguientes vitaminas; vitaminas del grupo A, B1, B2,B3, B6, Vitaminas C y E.
Entre los minerales que la calabaza posee tenemos; magnesio, potasio, fósforo, calcio, folatos, hierro.
Es rica en fibra, agua, bajo contenido en hidratos de carbono por lo que aporta pocas calorías.
Debido a las pocas calorías que aporta es apta para casos en los que se siguen dietas alimenticias y su alto
contenido en fibra favorece el tránsito intestinal.
Es un alimento apto para incluir en la dieta de todas las personas.
De la calabaza se aprovecha todo, su pulpa, sus semillas, incluso las flores.
Con su pulpa se elaboran tanto recetas de comidas como de postres.
Sus semillas se pueden conseguir en el mercado para consumir como frutos secos.
También con sus semillas se elabora aceite.
Sus flores también se utilizan adornando ensaladas, rebozadas y fritas, con relleno y rebozadas, en guisos.
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Escrito por Tere en Nutrición y alimentos