Hay ocasiones en las que los niños en determinado momento durante su infancia
presenta alguna dificultad o problema a la hora de conciliar el sueño.
Los padres ante todo deben tener paciencia, arroparle cuando lo necesite, y calmarle para que se sienta seguro y vuelva a dormirse.
Describimos cada uno de ellos y algunas pautas de actuación.
Insomnio: Este trastorno está asociado a la dificultad que el niño presenta para conciliar el sueño o, una vez que se ha dormido,
el sueño se interrumpe y le acompaña una fase en la que el niño-a está desvelado.
Cuando esto ocurre es difícil que el niño-a vuelva a dormirse sólo sin la ayuda o compañía de sus padres.
Las causas por las que pudiera producirse el insomnio pueden ser; malos hábitos de sueño y cambios o alteraciones en la rutina del bebé.
Sonambulismo: Es un trastorno caracterizado por una alteración en la calidad del sueño y que se manifiesta con una serie de comportamientos y
conductas que se manifiestan durante el sueño como: el niño-a se sienta en la cama, a veces se levanta y anda por la casa,
en otros momentos y hay ocasiones en los que incluso pueden abrir ventanas o puertas.
Puede darse el caso en que no se despierte en su deambular y se vuelva a sin más o despertarse y
permanecer algunos minutos con desorientación.
En este caso no debemos despertarlo, le cogemos despacio y suavemente de la mano, le hablamos bajito y
volvemos a acostarlo.lo volvemos a acostar.
Cuando despiertan por la mañana no suelen recordar nada de lo sucedido.
Pesadillas: son un trastorno y puede aparecer a cualquier edad aunque aparece con mayor frecuencia en los 10 primeros años de vida.
Sí se presenta de manera continua puede que provoque en el niño-a fobia o miedo a dormirse.
Suele manifestarse con ansiedad lo que hace que el niño-a se despierte de una manera brusca.
Sobre la autora
Escrito por Tere en Bebés y Niños