Germinar los cereales se convierte en una alternativa más a la hora de consumir tanto cereales como leguminosas o semillas.
Además constituye una ventaja beneficiosa frente a la cocción ya que con la germinación estos productos multiplican sus sales minerales,
aumentan sus vitaminas y sintetizan sus fermentos .
Esto se debe a que con la germinación no se pierde la vida que las semillas tienen.
Durante la cocción la mayor parte de estos beneficios se pierden.
Otra de las ventajas que los germinados presentan es que a la hora de digerirlos cuesta menos esfuerzo al aparato digestivo debido a que su
almidón se convierte en azúcares más simples y se pueden consumir crudos.
Podemos incluirlos en ensaladas, en revueltos, en bocadillos, acompañando cremas de verduras.
Para realizar el proceso de germinación deberemos seguir los siguientes pasos:
– Lavar bien los cereales, semillas o leguminosas.
– Se ponen en un bote con espacio suficiente para que puedan crecer.
– Le añadimos agua tibia y lo dejamos en remojo toda la noche.
– Escurrimos el agua y volvemos a lavarlas con agua tibia.
– Escurrimos bien nuevamente y las ponemos en el bote.
– Tapamos el bote y lo guardamos en un lugar oscuro unos días hasta que germinen.
– Una vez germinadas ya se pueden comer.
Los germinados se conocen también con el nombre de brotes.
Entre los germinados más comunes tenemos el de lentejas, garbanzos, el de soja, el del alfalfa.
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Escrito por Tere en Nutrición y alimentos